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Lo primero es cepillar bien todo el zapato en una misma dirección y luego a la inversa. Esto se hace para quitar el polvo acumulado. Se puede cepillar con un cepillo blando, pero es aconsejable usar un cepillo especial, con las cerdas de alambre metálico.
Modo de empleo:
1. Después de cepillar la superficie se agitará el aerosol en posición vertical y se rociará el producto desde una distancia de 20cm sobre el calzado.
La primera de las recomendaciones para limpiar zapatos de antes es prevenir la suciedad lo antes posible. Para ello, justo cuando compremos unos zapatos de este material lo que deberíamos hacer es comprar una solución impermeable. Para esto, contamos con el espray Casas Protector, que evita que se moje el zapato y se ensucie.
Modo de empleo:
1. Después de cepillar la superficie se agitará el aerosol en posición vertical y se rociará el producto desde una distancia de 20cm sobre el calzado.
2. Se dejará secar unos minutos y para un resultado perfecto, cepillar de nuevo.
Este espray también es impermeabilizante.
Consejo:
El reparador de ante sirve también para serraje y nubuk pero tenemos que tener mucho cuidado con los espray de color, pueden teñir todo lo que rodea al zapato (suelas...). Para evitarlo, conviene tapar las partes que no deseemos que se tiñan y siempre hacer una prueba antes en una zona poco visible.
La primera de las recomendaciones para limpiar zapatos de antes es prevenir la suciedad lo antes posible. Para ello, justo cuando compremos unos zapatos de este material lo que deberíamos hacer es comprar una solución impermeable. Para esto, contamos con el espray Casas Protector, que evita que se moje el zapato y se ensucie.
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- Color:
- Incoloro
Cuidar los zapatos es importante, ¡sobre todo si los queremos mantener como el primer día!
Aquí encontrarás algunos consejos generales para la correcta conservación de tus zapatos y también puedes consultar nuestra Guía:
Una buena limpieza: Cuidar tus zapatos pasa en gran parte por limpiarlos periódicamente. Tener un trapo suave y un buen cepillo es esencial, y tener uno por cada color, o al menos uno para los zapatos negros y otro para el resto de colores os ahorrará muchos dolores de cabeza. No siempre los zapatos se limpian del mismo modo ni con los mismos productos. Podéis consultar nuestro apartado sobre cosmética del calzado para encontrar el producto que mejor se adecua a cada tipo de material para mantener vuestros zapatos con su mejor aspecto.
Guardar los zapatos correctamente: Al hacer el cambio de armario o si tienes que guardar los zapatos durante un largo periodo de tiempo, no los cubras con plástico, lo más correcto será ponerlos en bolsas de algodón y sin apilarlas.
Zapatos mojados: Si llegamos a casa con los zapatos mojados, tendremos que limpiarlos con un trapo suave para asegurarnos de que retiramos toda el agua que haya sobre la superficie. Puedes llenarlos de papel de periódico o de una pequeña toalla e irlos sustituyendo a medida que vayan absorbiendo el exceso de humedad. Nunca los dejes junto a un radiador o fuente de calor porque la piel corre el riesgo de agrietarse.
Aquí encontrarás algunos consejos generales para la correcta conservación de tus zapatos y también puedes consultar nuestra Guía:
Una buena limpieza: Cuidar tus zapatos pasa en gran parte por limpiarlos periódicamente. Tener un trapo suave y un buen cepillo es esencial, y tener uno por cada color, o al menos uno para los zapatos negros y otro para el resto de colores os ahorrará muchos dolores de cabeza. No siempre los zapatos se limpian del mismo modo ni con los mismos productos. Podéis consultar nuestro apartado sobre cosmética del calzado para encontrar el producto que mejor se adecua a cada tipo de material para mantener vuestros zapatos con su mejor aspecto.
Guardar los zapatos correctamente: Al hacer el cambio de armario o si tienes que guardar los zapatos durante un largo periodo de tiempo, no los cubras con plástico, lo más correcto será ponerlos en bolsas de algodón y sin apilarlas.
Zapatos mojados: Si llegamos a casa con los zapatos mojados, tendremos que limpiarlos con un trapo suave para asegurarnos de que retiramos toda el agua que haya sobre la superficie. Puedes llenarlos de papel de periódico o de una pequeña toalla e irlos sustituyendo a medida que vayan absorbiendo el exceso de humedad. Nunca los dejes junto a un radiador o fuente de calor porque la piel corre el riesgo de agrietarse.